POR: LEANDRO VALLEJOS ARCE (*)

La victoria de Luis Arce demuestra no sólo que la amplia mayoría de los bolivianos quiere retomar la senda de la democracia y la inclusión, sino que en 2019 no hubo fraude. De otra manera, hubiera sido imposible un triunfo de tal magnitud apenas un año después.

La vuelta del MAS es una buena noticia para la democracia en América Latina y también un acto de reparación histórica frente a la injusticia cometida el año pasado contra el gobierno de Evo Morales.

La estrategia electoral del ex presidente dio resultados mejores que los esperados.

Durante la gestión económica de Luis Arce, el país creció de forma ininterrumpida en el período 2006 – 2017 a un promedio anual del 5%. En el mismo período, se redujo la pobreza de 63% a 39%, con la inflación más baja de la región y un superávit comercial elogiado por el FMI y el Banco Mundial.

Desafíos colosales

Los desafíos del nuevo presidente del Estado Plurinacional de Bolivia son muchos. Se espera que retome la senda del crecimiento económico con inclusión y que lleve adelante una política de unidad nacional.

En política exterior, Arce sostendrá alianzas con gobiernos populares como el de AMLO en México o el de Fernández en Argentina.

La participación de los bolivianos residentes en el exterior, especialmente en nuestro país, fue muy grande.

Votaron más del 90%, y el 88% eligió al MAS.

Para las fuerzas populares de Argentina es una muy buena noticia ya que nos permitirá tener un nuevo socio cercano en medio de un contexto regional complicado, rodeados por gobiernos de centro o de extrema derecha.

Por ello, quienes creemos en la Patria Grande, en la inclusión y en la Justicia Social para nuestra América Latina, tenemos muchos motivos para celebrar la vuelta del Movimiento al Socialismo al gobierno de Bolivia.

(*) Secretario nacional adjunto de la Unión Obrera Ladrillera (UOLRA)