Una realidad desgarradora

“Desde hace un año no me puedo trasladar porque terminé con una fractura múltiple en las piernas”.

“Me grita todo el tiempo y me dice que nadie me va a volver a tocar estando en esta silla”.

“Mi pareja me fracturó los dedos y me dañó el oído interno de un fuerte golpe de puño hace unos meses”.

“Mamá tuvo un ACV por las reiteradas violencias que sufre”.

 “El agresor de mi amiga permanece en silencio y no le responde para que ella crea que no está”.

Historias de dolor

En el 2016, 948 mujeres con discapacidad llamaron a la Línea 144 en busca de contención y asesoramiento por violencia de género. Es decir, alrededor de tres mujeres con discapacidad por día fueron víctimas de violencia en Argentina, según datos publicados en el Informe  sobre personas en situación de violencia y discapacidad del Observatorio Nacional de Violencia contra las Mujeres.

Son historias dolorosas, pero llenas de humanidad y dignidad. Representan la voz de las niñas y mujeres que no se oyen, que no se ven, pero que existen.

“Las mujeres y las niñas con discapacidad suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, de violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación”, reconoce el artículo 6° de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Y por si esta realidad no fuera lo suficientemente difícil, el confinamiento agravó la situación para ellas.

Género y discapacidad

Por eso, la situación de las mujeres y de las niñas con discapacidad debe abordarse a través del doble prisma: del género y la discapacidad.

En este sentido, María Soledad Cisternas Reyes, Enviada Especial del Secretario General de Naciones Unidas sobre Discapacidad y Accesibilidad, en la «Declaración Conjunta Mujeres y niñas con discapacidad y mujeres mayores en relación a la pandemia COVID-19» hizo un especial llamado a los Estados para que accionen contra la violencia.

Reyes considera que «las estrategias contra la violencia hacia mujeres y niñas deben ser plenamente accesibles para las mujeres y niñas con discapacidad, incluidos los distintos dispositivos de denuncia, asistencia y recuperación. Para esto el personal policial y la administración de justicia deberán estar capacitados para la adecuada atención de las mujeres y niñas con discapacidad que estuvieren amenazadas o fueren víctimas de violencia, abuso o maltrato».

Asimismo, destacó que deben utilizarse «medidas cautelares judiciales para sacar al agresor del domicilio o residencia en que se encuentren. Cuando esto no fuere posible, las mujeres y niñas con discapacidad deben ser trasladadas a lugares seguros y gratuitos que resguarden su bienestar personal, los que deben ser plenamente accesibles».

La violencia contra la mujer es una forma de discriminación y una
violación de los derechos humanos. Causa sufrimientos indecibles, cercena
vidas y deja a incontables mujeres viviendo con dolor y temor en todos los países del mundo.

Según el estudio «Poner fin a la violencia contra la mujer de las palabras los hechos» del Secretario General de las Naciones Unidas

¿Qué estamos esperando?

Poner fin a la violencia de género es urgente y realmente necesario. Tan urgente y necesario como lo es visibilizar y empoderar a las mujeres y niñas con discapacidad en todo el planeta.

Creado por

Jimena De Allende
Abogada, montañista y Embajadora de la Bandera Internacional de la Dispacidad y Superación.

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