Teletrabajo: la hora del protagonismo sindical

La ley de teletrabajo en Argentina tiene impronta feminista.

POR: SOFÍA SCASSERRA (*)

En un año donde no paró de hablarse del teletrabajo en todo el mundo, acá en Argentina, se escribió y debatió sobre precarización, flexibilidad, federalismo, aspectos de género y derechos.

La ley de teletrabajo no se hizo esperar y a diferencia de muchos países del mundo que legislaron para darle garantías a las empresas, aquí se legisló para darle derechos a las y los trabajadores.

Hubo controversias y quejas. Sobre todo, por los aspectos más progresistas, y porque no, feministas, de la ley. Como las tareas de cuidado, el principio de reversibilidad y el derecho a desconexión digital. Todos elementos que buscan beneficiar a las mujeres en la lucha por la igualdad en ámbitos de trabajo.

Puntos fundamentales

La reversibilidad es fundamental para que aquella mujer que opta por teletrabajar al ser madre para poder estar más tiempo con sus hijos, no termine quedando «encerrada» en el hogar para siempre luego de que la situación haya cambiado y los niños hayan crecido.

La reversibilidad prevista en la ley es fundamental para las trabajadoras.

El derecho a desconexión, que nos pone a la vanguardia de la región dando un nuevo derecho laboral en nuestra legislación, tiene una particular dimensión de género: son ellas las menos propensas a poder responder demandas de empleadores abusivos fuera del horario de trabajo, siendo esto percibido como falta de compromiso laboral. No sólo eso, sino que el no ser contactado fuera de horario es recuperar la soberanía del tiempo libre, ayudando a que las familias puedan organizarse mejor hacia adentro de los hogares en la corresponsabilidad de las tareas de cuidado.

Más allá de las controversias y demandas empresariales, estaba la otra cara: el miedo de los sindicatos a que el modelo sea más precarización, fraude laboral y dificultades en la sindicalización.

Hace unos días se reglamentó la ley y muchos artículos quedaron fuera. En algunos trata de conciliar la visión empresaria con la sindical. Se nota que se han cedido algunos espacios para poder abrir el juego a un diálogo entre los trabajadores, a través de su representación sindical, y el empresariado.

Lo cierto es que la ley lo que hizo es fijar un piso mínimo. Pero siempre se trató de poner al sindicalismo como protagonista para que sean los gremios, teniendo en cuenta las particularidades sectoriales y coyunturales de cada de cada sector de la economía, los que determinen cómo regular el teletrabajo en cada sector.

Negociación colectiva

En este sentido, la reglamentación sigue en línea con la ley. Queda la puerta abierta a que la negociación colectiva y el diálogo social -tan saludables y positivos en nuestro país-, sean los que tengan la última palabra respecto de qué se entiende por la modalidad teletrabajo.

Se abre el juego de la negoción colectiva. Llegó la hora de la lucha gremial.

Seguramente e indudablemente podríamos haber ganado así como también perdido más derechos. Pero lo importante es que tenemos una ley que trata de regular y de poner las reglas de juego en la cancha, que nos pone ante el desafío de establecer cómo vamos a jugar a esta modalidad de teletrabajo.

Y ahora se abre el juego a la negociación colectiva y la capacidad de negociación de los sindicatos viendo cuánto del teletrabajo va a quedar post-pandemia en cada sector.

(*)  Docente e investigadora del Instituto del Mundo del Trabajo «Julio Godio», de la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF).

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