El desatino sanitario del Arzobispado

El Arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez avisó que no acompañaría las restricciones en Córdoba para frenar al coronavirus.

POR: NÉSTOR PÉREZ (*)

La insolencia de los delegados de un Estado extranjero no sólo es tolerado por el gobierno sino que, rindiendo la voluntad soberana de la que deviene su autoridad temporal, acata las pretensiones de esos «subversivos».

La Iglesia de Roma anticipó que no aceptaría las restricciones porque le parecían «excesivas»… y la administración de Juan Schiaretti habló de malos entendidos; sin demora, dispuso que los templos se abran a los contagios masivos.

Si el jefe de la Iglesia Católica cordobesa es además un perito en pestes es algo que el cronista ignora, pero aunque lo fuera, desviar la mirada del espanto que está produciendo esta enfermedad es una actitud más hija del fanatismo medieval que de un hombre piadoso.

Argentina se debate en un escenario de miseria, hambre, desempleo, violencia y muerte. Nada que no sea el resultado de políticas que la iglesia ni siquiera amonestó.

Néstor Pérez, periodista.

Consuelo, Resignación, Obediencia, Silencio, forman parte del combo dispciplinante con la que el sacerdocio cree conjurar todos los males de un sistema rapaz, implacable, que no resigna sus chances de maniobrar sobre el terreno fértil que le preparara la Iglesia Católica desde el principio de los tiempos.

Incitan a desobecer a las autoridades que el pueblo eligió cuando se trata de deshabitar los templos y pausar el tributo a «Dios».

Invitan a obedecer lo dispuesto por el «César» cuando se trata de políticas públicas que agreden al pueblo.

Acomodar el discurso a la ocasión es la receta repetida. Los ejemplos se amontonan en nuestra memoria corta.

No hay ninguna excusa válida para esta actitud de insubordinación.

Los pastores en Córdoba esperan la presencia de los fieles dentro de las iglesias.

La idea de ‘daño espiritual’, que estarían sufriendo los fieles además de incomprobable es absolutamente falsa.

Los templos físicos, son una manera de ‘encerrar’ a la divinidad, casi siempre lugares de adoctrinamiento y control, estrictamente no son necesarios para ese ‘bien espiritual’

El Grupo Sacerdotal Angelelli y su claro pronunciamiento esteriliza cualquier esfuerzo adicional por interpretar el extravío sanitario del Arzobispado.

(*) Periodista.

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