«Los sirvientes volverán a la cocina»

POR: NÉSTOR PÉREZ (*)

Examine el elector lo que sucede con las propuestas políticas de la derecha explícita, conectando las medidas que prepara contra los trabajadores con el discurso vociferado contra medidas del actual gobierno: hablan de cepo económico, por el dólar – por ejemplo -, pero descuentan los días para engrillar a quienes viven de un salario, ya magro; para Encarcelar a los menores, víctimas de una situación de pesadilla, sin otro pasado que la violencia heredada, presentes devastados por la acción del narcotráfico y el ningún futuro que gestiona la política; para maniatar a quienes intenten protestar por las injusticias que sobre sus cabezas derrama un artefacto político montado para fraguar esperanzas colectivas y convertirlas en beneficio de minorías.

Es absolutamente entendible que los “dueños” enrojezcan sus manos aplaudiendo proyectos de sujeción.

Es extraño, legítimo pero extraño, que la propuesta de los patrones convoque la adhesión de quienes van a sufrir los embates patronales.

Esto que propongo a tu lectura no es letanía quejumbrosa de un kirchnerista en apuros… no solo no soy ese sujeto, sino que la suerte judicial y política de CFK no ocupa un solo instante de mis reflexiones. Solo tengo en mente al hombre y mujer que brega todos los días desde hace años para que la desdicha no lo habite definitivamente; las más de las veces sin conseguirlo.

¿Cómo podría representarse la reforma laboral que proponen los candidatos de la derecha propatronal?

Sobre ese lomo castigado pretende el elenco Macri-Larreta-Bullrich seguir descargando el látigo.

No es opinión del cronista, es confesión de partes.

¿En qué están pensando?

¿Qué otra cosa creen que es la reforma laboral, o el grito de cárcel para los menores?… Ningún capitán de la especulación financiera, nadie de los muchos que gravan la canasta de alimentos con sobreprecios enloquecidos, ni siquiera uno de los integrantes de la clase alta rentística desde tiempo inmemorial, se lleva reproche alguno.

Toda la carga sobre la mula de siempre.

La revancha de clase es una grampa en la oreja de la historia argentina.

Sucedió después de la muerte de Güemes en Salta; de Rozas en Buenos Aires; del predominio de los jefes federales cuando el porteñismo los aplastó; después del liderazgo de masas de Irigoyen y Perón; en definitiva, tras todo proyecto que hubiere intentado desequilibrar la estructura de dominación en el país.

Ese “Los sirvientes volverán a la cocina”, manifiesto o tácito en cada una de las restauraciones conservadores, es lo que parece estar anidando en un mensaje desabrigado de fervor popular, pero que se encamina a conseguir una promoción fatal.

Dejo el epílogo de este pensamiento – menos sesudo que despavorido – a Sartori (Giovanni, “¿Qué es la democracia’”): “Rousseau, después de haber recordado que en Grecia ´rran los esclavos los que trabajaban´ porque ´el gran hacer del pueblo era la propia libertad´, exclamaba: ´¡Qué! La libertad no se mantiene ¿si no se apoya en la esclavitud?´”…¿Exagera este cronista?…como el hombre sin Fe que soy respondo enfático: ¡Qué Dios nos ampare!…

(*) Escritor y periodista.

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